sábado, 28 de noviembre de 2009

A simple vista

La música formaba parte del sueño. Un grupo de rock sonaba bastante fuerte, pero no me privaba de oir el mundo exterior. El vaivén del tren facilitaba mi sueño, me adormecía. De repente sentí que alguien dejaba un papel sobre mi rodilla. Abrí los ojos rápidamente y ví una cara manchada de tierra y tristeza, y dos ojos brillantes que imploraban por auxilio.No me dio tiempo a responderle. Quise negarme, pero ya se estaba alejando. Miré el papel y descubrí la estampita de un santo que quizás en otro momento hubiera reconocido, y un papel que describía las penurias de un matrimonio desempleado, con más hijos que dedos en las manos, sin plata para darles de comer. Cuando la vi acercarse saqué una moneda del bolsillo que, junto con los papeles que me había dado, puse en su mano. Me levanté de mi asiento y caminé hasta la puerta. Bajaba en la estación siguiente.
La estación estaba un poco sucia y bastante oscura. Las luces se ubicaban estrategicamente en las puntas del anden y un par de focos en el medio, cerca de alguna publicidad que hubiese que alumbrar. Dos nenes que no pasaban los 10 años dormían en el suelo. Uno de ellos se retorcía mientras dormía. Ignoraba (e ignoro aún) si soñaba, tenía hambre o quizás frío. Al otro le faltaban las zapatillas. Indudablemente no se trataba de una cuestión de moda o comodidad. Un hombre de traje, con auriculares puestos, pasó a su lado sin mirarlos. Una señora que se veía bastante apenada, se lamentaba por la situación, aunque despues pidiese por su detención (y hasta su muerte) cuando muera algún adulto a manos de un pibe. Otro pibe, que no tenía mucha pinta de empresario, más bien parecía un peón, se agachó junto a ellos y les dejó un paquete de galletitas sin abrir, que seguramente hubiese sido su desayuno.
En la calle nada cambiaba. Ruidos de autos que se confundían con los colectivos. Una frenada, una puteada, algún reproche en buenos terminos. Un auto importado, manejado por un hombre bien vestido que hablaba por celular, se detuvo en un semáforo. Un chico se acercó a limpiarle el parabrisas pero el hombre se negó. Le pidió una moneda y el hombre se volvió a negar. Más allá se escuchó el andar cansino de un caballo que arrastraba un carro lleno de cartón, latas, vidrios y algún que otro plástico. "La basura de unos es el tesoro de otros", reza un viejo refrán. Parecía saberlo el cartonero que, con su pobreza a cuestas, se mostraba un poco satisfecho.
Un nuevo día había comenzado, la ciudad estaba despertando. Con cansancio, tristeza, alegría, compañia, soledad o siquiera una pequeña ilusión, todo había vuelto a empezar.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Marcha atrás

"Estas personas no son ciudadanos de primera clase, que puedan decir, 400.000 nativos a 28 millones de peruanos, "tu no tienes derecho de venir por aquí". De ninguna manera, eso es un error gravísimo y quien piense de esa manera quiere llevarnos a la irracionalidad y al retroceso primitivo en el pasado." (Alán García, presidente de Perú)

Señor (sí, le voy a conceder el honor de llamarlo "señor") García: desde mi humilde espacio donde todos pueden opinar, me permito decirle algo. El evolucionismo es una corriente antropológica del siglo XIX. Sea un poco más inteligente. Muchas gracias!

miércoles, 11 de noviembre de 2009

EL CONFLICTO DEL SUBTE: ¿QUIENES SON LOS RESPONSABLES?

El Ministro de Trabajo, Carlos Tomada, acusa a los trabajadores del subte de realizar un paro de actividades perjudicando innecesariamente a los usuarios a pesar de que él los había recibido y solicitado “un poco de paciencia”, argumentando que el motivo de su demora radicaba en “la dificultad para resolver” el pedido de inscripción.
Ahora el Ministerio ha dictado la resolución 1024/08 declarando al transporte subterráneo como servicio esencial y encargando indebidamente a la empresa fijar un mecanismo de aseguramiento de servicios mínimos. Esta declaración es totalmente ilegal y en la práctica significa una virtual derogación del derecho de huelga.
No dice el Ministro que la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSP) se constituyó por libre decisión de los trabajadores del subte hace más de un año atrás; que el 5 de septiembre de 2008 inició el trámite de inscripción ante la autoridad administrativa; y que el 3 de noviembre de 2008 la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales emitió dictamen favorable a su inscripción por haberse cumplido en debida forma con todos los pasos y requisitos legales.
Oculta también el ministro que el 28 de noviembre de 2008 (hace ya casi un año) la Secretaria Nacional del Trabajo, Noemí Rial, le elevó el proyecto de resolución de inscripción gremial (fs. 112 del expediente). Que pese a contar con el dictamen técnico legal favorable y con el proyecto de la resolución, no la firmó y retuvo el expediente. Que vencidos todos los plazos legales, en junio de 2009 se presentó un pedido de pronto despacho, y aun así no firmó. Que el 29 de septiembre de 2009 el Juzgado Nacional del Trabajo nº 79 dictó resolución ordenándole que resolviera en el expediente. Que, sin ningún argumento válido, el Ministro apeló esa resolución, estirando innecesariamente la solución del problema. Tampoco dice que el 27 de octubre la Sala X de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo confirmó en todos sus términos la resolución judicial que le ordenaba inscribir al nuevo sindicato del subte.
Si existe dictamen favorable de los propios asesores legales del Ministro; si está el proyecto de resolución de inscripción gremial elevado por la Secretaria de Trabajo, Noemí Rial, desde hace casi un año; si ya se vencieron todos los plazos legales; y se dictaron dos sentencias judiciales ordenando que resuelva; nos preguntamos, ¿por qué, el ministro Tomada no firma la resolución de inscripción gremial del nuevo sindicato del subte y premetro?
El art. 14 bis de nuestra Constitución Nacional establece claramente el derecho de formar sindicatos sin autorización previa, con el solo requisito de su inscripción en un registro especial. El Ministerio de Trabajo viola abiertamente la norma constitucional convirtiendo al trámite de inscripción en un mecanismo selectivo por el cual se otorga la inscripción solamente a aquellos que son del agrado político del poder, atropellando los derechos a la libertad y autonomía sindical de los trabajadores, en este caso del subte.
Durante el verano de 2009 casi todos los empleados del Metrovías participaron de una consulta, verificada por escribano publico y la prensa, donde se manifestaron por la creación de un nuevo sindicato propio. Más de 1.600 trabajadores del subte ya están afiliados a la nueva organización sindical, aun antes de que ésta cuente con la inscripción gremial, lo que expresa sin lugar a dudas cual es su voluntad.
No se está discutiendo ahora quien tiene la personería gremial, es decir quien tiene la representación única que establece la ley de los empleados del subte. De lo que ahora se trata es que el Ministerio cumpla sin dilaciones injustificables con su función administrativa de registrar a la nueva organización gremial, trámite que según la ley no puede ser condicionado de ninguna forma.
El Ministro de Trabajo viene incumpliendo con sus deberes de funcionario público al negar la inscripción gremial peticionada, vulnerando así el Convenio 87 OIT, pactos internacionales ratificados por nuestro país e integrados en forma directa a nuestro ordenamiento jurídico, la Constitución Nacional, y hasta la ley 23.551 de asociaciones sindicales.
Pero mientras demoraba ilegalmente la firma de la inscripción, no vaciló en homologar un acuerdo espurio entre directivos de la UTA y la empresa Metrovías, para descontar compulsivamente el 1% de los salarios a todos los trabajadores del subte que se desafiliaron masivamente y pasaron al nuevo sindicato, con destino a las finanzas del sindicato que abandonaron y repudian, en una suerte de burla grotesca y provocadora. La empresa Metrovías, que se llena la boca afirmando que son ajenos al conflicto actual, deberá explicar este acuerdo que demuestra que son socios en este nuevo ataque montado contra los trabajadores.
El Ministro de Trabajo Tomada es el responsable directo del conflicto, el principal causante de los serios problemas de transito en la ciudad, el que ha provocado que un simple trámite de inscripción gremial derive en un conflicto de alcances impredecibles, es el responsable de las amenazas y agresiones sufridas por los trabajadores; y de las molestias y perjuicios sufridos por millones de usuarios del subte.
Y finalmente, sumando nuevos desaciertos, como si fuera ajeno a todo lo que está ocurriendo y no el principal responsable, decide fijar un diagrama de servicios mínimos para asegurar, dice, el transporte a los usuarios. Esto constituye una grosera violación de la ley 25.877 aprobada por este mismo gobierno y anunciada como una recuperación de la legalidad por ajustar, correctamente, nuestra legislación a las normas de la OIT en materia de conflictos en servicios esenciales. El servicio de transporte público subterráneo de pasajeros no es un servicio esencial conforme la definición de la OIT y de la misma ley 25.877, y no se puede incluir porque no se ha constituido aun la Comisión de Garantías que es la única que por ley podría ampliar el listado.
Que nadie se deje confundir sobre esto, los trabajadores, que aguardaron durante mas de un año, que cumplieron con todos los pasos legales, que reclamaron por todos los medios a su alcance y agotaron todas las instancias, no tienen la culpa de los problemas derivados de su ejercicio del derecho constitucional de huelga al que se ven impelidos a recurrir para defender sus derechos ante la mala fe e incumplimiento por parte de las autoridades de sus deberes y obligaciones.
Desde el Taller de Estudios Laborales (TEL) nos solidarizamos plenamente con los trabajadores del subte y premetro y reclamamos del Ministerio de Trabajo de la Nación la inmediata inscripción gremial de su organización sindical (la AGTSP); la derogación de la resolución que encuadra ilegalmente al transporte subterráneo de pasajeros como servicio esencial; así como la que homologa una arbitraria “cuota solidaria” que constituye un robo al salario de estos trabajadores.
Que el Ministerio de Trabajo cumpla con la ley y así concluya este conflicto, recuperemos la normalidad del transporte de pasajeros en la ciudad de Buenos Aires, y se lleve tranquilidad a las familias y a los usuarios, para que dejen de ser rehenes de las especulaciones políticas del gobierno.

Taller de Estudios Laborales

Buenos Aires, 10 de Noviembre de 2009
Daniel Ximenez Saez

Taller de Estudios Laborales
www.tel.org.ar

sábado, 7 de noviembre de 2009

Trascender

Un encuentro humano con alegrías y lágrimas, con ruidos y espantos. El circo de la gente pobre, la misa de campaña de los solitarios que quieren sentirse acompañados por una vez. Pero también el circo de los ricos y aprovechados, de los eufóricos y de los aburridos. Es la humanidad en el pequeñísimo cosmos de un cuadrilátero verde. El juego, tan humano como la risa, el llanto, el amor. Jugar, ver fútbol es también jugarlo.

Un juego capitalista porque se requiere rendimiento, afán de ganar, de ser superior. Un juego socialista porque necesita el esfuerzo de todo el equipo, de la ayuda mutua para obtener el triunfo, que es una vida mejor. El gol es de todos cuando todos trabajamos para él. El sueño, la esperanza, el gol.

El gol es la felicidad.

Osvaldo Bayer, "Fútbol Argentino"

Otra noche en el Sarmiento

Once. 22.30. Dos policías discutían si el último penal de San Lorenzo, el que le costó la clasificación, fue tan mal pateado. “Es uruguayo, debe haber ido para atrás”, aseguró el más petiso. Intenté en vano no hacer un análisis sobre si la labor del policía era cuidar la estación o debatir sobre la honradez deportiva de un futbolista.
En la boletería no había mucha gente. Dos o tres personas, en fila, esperaban su turno para conseguir un boleto. Una señora, con una criatura que podía ser o no su hijo, pedía monedas cerca de la ventanilla, augurando bendiciones divinas. “Ramos”, repetí al boletero que, ensordecido por el alto volumen de la cumbia que sonaba, me había hecho un gesto demostrando no haberme escuchado. El deseo de llegar a casa habría dejado notar en mi voz cierto fastidio, que el boletero correspondió con cara de pocos amigos, dejando mi boleto a medio camino.
Con el boleto en mi poder empecé a caminar por el andén. Aceleraba el paso constantemente. No sea cosa que el tren se fuera sin mí. Ya acomodados, los pasajeros esperaban que el tren arrancara. Una vez que estuve sentado, comenzó el desfile de los vendedores ambulantes. “Superpanchos”, gritaba uno que se fue al fondo a saludar a unos pasajeros. Después pasó el de la bebida, ofreciendo la irresistible cerveza bien fría, que varios pasajeros compraron. Pensé que no faltaba nadie hasta que pasó el vendedor de pan casero. Todos transitaban con total comodidad. El especial de Castelar salió prácticamente vacío.
Cuando llegamos a Flores me di cuenta de que era raro que no hubiera subido nadie. Una chica que había subido en Caballito todavía estaba hablando por celular. Una pareja intercambiaba opiniones acerca de sus días laborales. Un pasajero que estaba bastante lejos de mi asiento escuchaba en su celular los últimos hits de reggaeton, pero no tuvo la amabilidad de ponerse auriculares.
Estábamos llegando a Villa Luro, la antesala de Liniers, cuando me di cuenta de que el vagón no estaba mucho más lleno que antes. Villa Luro siempre pareció tener el firme propósito de demostrarme que bien podría ser llamada la “estación fantasma”. Pocas veces he visto subir o bajar más de seis personas de un mismo vagón (En ese momento fueron dos). Parecía una estación que si no estuviera, nadie lo notaría.
En otro momento del día, llegar a Liniers sería motivo suficiente para inquietar a los pasajeros, sobre todo a los que allí bajaran. El alud de gente que entraría por la puerta podría bloquear las salidas, y obligar a los pasajeros que quisieran descender a forcejear y lanzar algún insulto a aquellos bienaventurados que recientemente hubiesen subido, con el único y firme propósito de descender del ferrocarril. Pero esas cosas pasan solamente de día. En ese momento el altoparlante de la estación Liniers anunciaba que ese tren tenía como destino “Castelar solamente”. Esto no desalentó a la masa apostada en el andén. Todos (casi quince personas) subieron a un vagón semidesierto y llenaron el tren de voces. Un nene llamaba a su madre a los gritos. La chica que había subido en Caballito todavía estaba hablando por celular. Se notaba que no era negocio vender en ese horario. No había subido ni un vendedor desde habíamos salido de Once.
Habíamos llegado a Ramos. Ahí terminaba mi viaje. Realmente a esa hora se viaja mucho más cómodo. Casi ni parece el Sarmiento.