martes, 29 de diciembre de 2009

¿Cuándo se reextinguen los dinosaurios?

El Jefe de Gobierno de la Ciudad, dijo en recientes declaraciones a los medios que al fallido ministro Abel Posse lo echaron los gremios docentes, y en particular la UTE.
El mismo, aseguró que nuestro sindicato es el responsable del deterioro del sistema educativo porteño y exculpó de toda responsabilidad sobre la situación de la educación pública a su gestión de gobierno.
Ambas afirmaciones, no sólo reflejan un nulo nivel de autocrítica, sino que derraman falsedad y soberbia.
En primer lugar, aunque para el gabinete macrista Posse sólo sea un “provocador”, se trata de un defensor del terrorismo de estado amén de misógino y discriminador, lo que sumado a su absoluto desconocimiento del área educativa, dibujó el peor perfil posible para quien debe hacerse cargo de la formación de niñas, niños y jóvenes de nuestra ciudad.
Es por esas razones que al exministro no lo echaron los sindicatos, ni tan sólo los docentes, sino la convicción democrática de los ciudadanos de Buenos Aires. Pero este límite ético que construyó la ciudadanía no fue sólo a Posse sino a su mentor, el propio Jefe de Gobierno. Por ello, al desconocer el límite y negar su error, Macri se hunde irremediablemente en la soberbia y el autoritarismo.
En segundo lugar, la crisis del sistema educativo público en la ciudad, es cierto, no se limita al fracaso de los dos años de la actual gestión. Sin embargo, en dos años han profundizado el deterioro más que en los últimos diez, como le gusta publicitar a Macri.
Frente a ello, desde la UTE hemos venido planteando los principales problemas que aquejan a la educación pública. Lejos de circunscribir nuestro reclamo a la legítima defensa del salario docente, señalamos cómo se ha agudizado la emergencia educativa que, ya sea por problemas de infraestructura como por la creciente falta de docentes, deja a miles de chicos sin clases cada día sin para ello medien el derecho a huelga que al gobierno porteño tanto le cuesta respetar. Dicho sencillamente, se pierden muchos más días de clase por la desidia gobernante que por las medidas de fuerza a las que esa misma desidia lleva a los educadores.
Por más que el jefe de gobierno busque continuamente rehuir a su responsabilidad, ¿a quién puede echarle la culpa de haber reducido sistemáticamente el presupuesto educativo que en la ciudad más rica del país es porcentualmente más bajo que Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza o Santa Fe por citar sólo jurisdicciones comparables y de distinto signo político en sus gobernaciones? ¿A quién va a acusar el Jefe de Gobierno por no haber construido un solo Jardín Maternal en su gestión arrojando a miles de menores de 6 años a interminables listas de espera? ¿A quién responsabilizará por subordinar la construcción de escuelas al negocio inmobiliario con bienes públicos del estado de la ciudad, como el de “ Catalinas”?
A esta altura, el desprecio por lo público que Macri evidencia que en materia educativa no tiene coartada que lo esconda.
De la lucha contra ese desprecio los docentes nos hacemos cargo plenamente. Eso es lo que nos distancia del Jefe de Gobierno.

Prensa UTE

lunes, 28 de diciembre de 2009

Desmitificando el "estás igual"

Todas las personas cambian. Todo el tiempo cambian. Quizás sin proponérselo o por ser su más alto objetivo. Cambian. Cambian por el simple hecho de que todo cambia. Nada es estático, todo se mueve. Difícil es adaptarse a los cambios porque son constantes. Las relativas calmas son falsas. Nunca nada está quieto. Todo se mueve al ritmo del tiempo, agujas que marcan la velocidad del mundo, que siempre cambia.

Cambian las personas porque cambia su entorno. Cambian sus sentimientos, tanto hacia otras personas como hacia las cosas. Cambia su forma de ver la vida, desde el día en que ve la luz por vez primera hasta aquel en que cerrará sus ojos para no volver a abrirlos. Cambia porque puede elegir, o tal vez no. Cambia por querer ser o por deber ser. Las imposiciones nos cambian, nos rebelan, que es el mayor de los cambios. Toda revolución implica cambio y el hombre vive una constante revolución, de mente, cuerpo y alma.

La vida no es un regalo. La vida es un premio. Premio a cambiar sin dejar de ser uno. Premio a superarse día a día. Premio a compartirla con los que amamos, que seguramente serán pocos, pero serán los mejores.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Buena Memoria

Y vos corazoncito, que mirás cualquier mañana como olvido, no te olvides de olvidar el olvido.

Juan Gelman

jueves, 10 de diciembre de 2009

Desequilibrados

Vivimos en un mundo asimétrico en el que los pobres se quejan de lo mucho que tienen los ricos, que se quejan de los muchos que son los pobres, mientras la clase media, abrumada por no ser, va muriendo en el camino.

lunes, 7 de diciembre de 2009

"la rabia nunca murio cuando mataron al perro"

Hoy, mientras viajaba en bondi, escuché el adjetivo calificativo más lindo que alguna vez hubiera escuchado. Un grupo de pibes, que no tenían muchos más años que yo, hablaban de la posibilidad de entregar alimentos en un comedor y de los gastos de traslado. Entonces, uno de ellos, que estaba perdido, al igual que su vista fija en la ventana, volvió a la conversación y dijo: "¿80 pesos para llevar 1000 kilos de alimento? Eso es la revolución".

A mí me gustó.