lunes, 28 de diciembre de 2009

Desmitificando el "estás igual"

Todas las personas cambian. Todo el tiempo cambian. Quizás sin proponérselo o por ser su más alto objetivo. Cambian. Cambian por el simple hecho de que todo cambia. Nada es estático, todo se mueve. Difícil es adaptarse a los cambios porque son constantes. Las relativas calmas son falsas. Nunca nada está quieto. Todo se mueve al ritmo del tiempo, agujas que marcan la velocidad del mundo, que siempre cambia.

Cambian las personas porque cambia su entorno. Cambian sus sentimientos, tanto hacia otras personas como hacia las cosas. Cambia su forma de ver la vida, desde el día en que ve la luz por vez primera hasta aquel en que cerrará sus ojos para no volver a abrirlos. Cambia porque puede elegir, o tal vez no. Cambia por querer ser o por deber ser. Las imposiciones nos cambian, nos rebelan, que es el mayor de los cambios. Toda revolución implica cambio y el hombre vive una constante revolución, de mente, cuerpo y alma.

La vida no es un regalo. La vida es un premio. Premio a cambiar sin dejar de ser uno. Premio a superarse día a día. Premio a compartirla con los que amamos, que seguramente serán pocos, pero serán los mejores.

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