domingo, 21 de noviembre de 2010

El fin del periodismo

Ahora me entró la duda. ¿Se acerca el fin del periodismo? ¿De que periodismo? El periodismo formal y adulón del siglo pasado está casi muerto, de eso no hay dudas. El periodismo objetivo ya casi no existe, si es que alguna vez lo hizo. El impacto que generó el uso de las herramientas virtuales son cuchillos en la espalda de este viejo periodismo agonizante. Pero este no es el problema más grave. Los enfermeros, que deberían velar por su salud, lo envenenan día tras día, procurando adelantar su muerte.
Mariano Grondona, periodista de trayectoria, con voluntades afines a gobiernos dictatoriales y amigo de personajes poco amigos de la gente, se animó a comparar a la gente que convulsionó la Plaza de Mayo para despedir a quien consideraba su líder, con las antiguas juventudes hitlerianas. Cualquier persona que haya caminado por Avenida de Mayo (ni hablar de los que hayan podido estar en la Plaza), puede darse cuenta que eso fue una difamación de la más baja estofa. Aún así, seguirá escribiendo sus opiniones en el matutino que fuera tribuna de doctrina. Ojo. Aplaudo que lo haga, todos debemos poder decir lo que opinamos, así sabemos quienes somos.
Nelson Castro, que no se cansa de repetir que lo echaron de Radio del Plata, víctima de una censura calamitosa, no pone reparos en no darle nombre propio a fuentes que "declaran" en un caso tan grave como son los sobornos en el Congreso (como ya ha sucedido durante el gobierno de Fernando de la Rúa). Estos misteriosos informantes confirmaban la teoría de que habían intentado sobornar a varios diputados opositores para que fueran funcionales a la política kirchnerista. Versiones que no llegaron a ser tales, porque las mismas protagonistas tuvieron que salir a desmentirlo, y que terminaron con un bochornoso episodio en la Comisión de Asuntos Constitucionales en el que la presidenta de la misma no soportó los dichos el diputado Kunkel y decidió que la mejor forma de solucionar la cuestión era a través del uso de la fuerza. De todas formas, detrás de ella habría un aparato mediático que apoyaría su decisión.
Eduardo Van der Kooy, el mismo que conduce un programa en TN junto a Julio Blanck (aquel que decidió que a Darío y Maxi los había matado la crisis), señala que la política sigue deslizándose por un pronunciado tobogán, por no decir en caída libre, término que no tengo dudas le encantaría usar (si es que no lo ha usado todavía). Nombra algunos de los nuevos dirigentes de la escena política y aclara que su llegada a los primeros planos es por la voluntad popular. No menciona a Marcelo Tinelli (cuando menciona al Jefe de Gobierno porteño y al diputado colombiano) ni a Cristina Fernández de Kirchner cuando habla del vicepresidente. Habla de la credibilidad que tuvieron las denuncias de las diputadas Hotton y Alvarez, denuncias que ellas mismas se encargaron de desmentir y acomete sin hechos concretos contra la diputada Patricia Fadel. Llama lacra a Carlos Kunkel y vislumbra la posibilidad de que el candidato de la empresa que le paga el sueldo sea el senador mendocino Ernesto Sanz, a la vista de que los demás candidatos que intentaron apoyar se caen por ineptos, que Van der Kooy acepta en el momento en que dice que la oposición pierde por estar resquebrajada. Veo que somos varios los que opinamos, al igual que el diputado socialista Jorge Rivas, que lo mejor que tiene este gobierno es su oposición. Pero no considero que la política este en caída libre. Hace años que no está tan viva, mal que le pese a Eduardo y a los clarinistas.
Para mí, y para todos los demás estudiantes de periodismo, estos ejemplos deberían estar claramente en las antípodas de lo que nosotros queremos ser. Tenemos que trabajar para que el fin del periodismo, sea sólo el fin de ese periodismo.

1 comentario:

MIGUEL ERRE dijo...

excelente. te dejo mi blog y t agregue a seguir. saludo cordial

www.fa-kir.blogspot.com